MATUTINAS PARA LA FAMILIA
PARA 13 DE MAYO DE 2015
13 DE MAYO
EL HALLAZGO DEL LIBRO DE LA LEY
“Entonces el sumo sacerdote Hilcías dijo al escriba Safán: ‘He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehová’” (2 Rey. 22:8).
Durante cinco siglos, los archivos secretos de la Inquisición española estuvieron cerrados a los investigadores. Pero, a partir de 1978, en ocasión del quinto centenario de su fundación por los Reyes Católicos y el papa Sixto IV, la “Sección Inquisición” del Archivo Histórico Nacional quedó abierta para su estudio y publicación. Yo fui uno de los beneficiarios de esta apertura. Ahí, tuve ocasión de sostener en mis manos legajos que hacía más de trescientos años que no se abrían y de consultarlos, con tapas de pergamino y hojas de papel de hilo, manuscritos por los notarios de la Inquisición, algunos de los cuales contenían bulas papales, cartas del rey Felipe IV, actas de las sesiones de los tribunales, votos de los inquisidores, sentencias, autos de fe, entre otros. Ahora, el estudio del polémico tribunal de la Inquisición estaba por revelar secretos hasta entonces no revelados. Para mí fue una experiencia apasionante e inolvidable.
Descubrir el libro de la Ley perdido en el templo desde hacía casi un siglo debió ser algo sorprendente. Hilcías, el sumo sacerdote que lo encontró, lo entregó a un secretario del rey Josías, dando lugar a la reforma religiosa más importante de la historia del reino de Judá: se derribaron todos los altares donde se rendía culto a dioses paganos, se talaron los bosques de los altos donde Manasés, su padre, había levantado santuarios idolátricos, se reorganizaron el personal y los servicios del santuario y se celebró la Pascua que, desde los tiempos del rey Ezequías, casi un siglo atrás, no se había solemnizado. Al respecto, dice la Biblia: “No se había celebrado una Pascua como esta en Israel desde los días del profeta Samuel; ni ningún rey de Israel celebró la Pascua tal como la que celebró el rey Josías, los sacerdotes y los levitas, todo Judá e Israel, que allí se hallaban presentes, junto con los habitantes de Jerusalén” (2 Crón. 35:18).
Todos tenemos libros que dejaron una huella importante en nuestra vida, libros valiosos para nuestra vida espiritual, tal vez ocultos, almacenados en cajas en el trastero de nuestra casa. ¿Por qué no volver a leerlos para que nos recuerden algo esencial de nuestro pasado y podamos recuperar el amor, la devoción, la fe y la esperanza que hoy se han enfriado?
Y ¿qué hay de la Biblia? ¿La estás estudiando cada mañana o acaso permanece polvorienta en algún rincón de tu morada? ¡Abrela! Descubrirás que hay un Dios en los cielos.